La magia consiste en buscar una conexión más profunda con la naturaleza y los misterios del cosmos. Si crees en el poder de la magia, las simpatías, los rituales y los hechizos, su práctica ayuda a revelar tu belleza interior y puede ayudarte a conseguir lo que más deseas en la vida. La magia sirve para devolvernos el control de nuestras vidas. En lugar de convertirnos en víctimas de las circunstancias, la magia nos ayuda a trazar y dominar nuestro destino. Los hechizos son herramientas que atraen la energía positiva y nos ayudan a evitar los obstáculos y las desgracias de la vida.
El pensamiento mágico se define por la convicción de que nuestro pensamiento, creencias, palabras o acciones pueden alterar los acontecimientos del mundo físico.
¿Hacer magia me convierte en bruja?
La práctica de la magia está culturalmente asociada a las brujas, esas figuras enigmáticas, aterradoras y a menudo temidas que llenaron, y aún llenan, la imaginación de tantas personas y civilizaciones enteras a lo largo del tiempo.
Las asociaciones populares con las brujas suelen provenir del miedo y la ignorancia. Hoy sabemos que las brujas no son seres que comen o roban bebés, o que venden sus almas al diablo a cambio de poderes mágicos. No vuelan en escobas, no son inmortales, no heredan los poderes mágicos de sus antepasados, ni son capaces de profetizar.
La palabra «hechicero» (o mago), deriva de las palabras wise (sabio), y sorcerer («brujo» o «adivino»). El mago o hechicero es alguien que manipula la energía y las leyes naturales del universo para obtener el resultado deseado. En el pasado, estas personas aprendieron el arte de la magia a través de la tradición familiar. A menudo se trataba de curanderos y parteras del pueblo. Alguien considerado con poderes sobrenaturales y estrechamente vinculado al mundo de la oculto y la curación y propiedades medicinales de la naturaleza. Hoy en día, cualquiera puede aprender esta habilidad para moldear la realidad según su propósito.
En la realidad, la brujería puede ser practicada por cualquiera. Por una persona común que no necesita ser un mago o un hechicero. La magia es algo que ocurre dentro de cada uno de nosotros y es un arte con la capacidad de revelar lo mejor que tenemos para ofrecernos a nosotros mismos y a los demás. Por otro lado, también es una metodología que puede ayudarnos a forjar nuestro destino, atraer energías positivas y evitar las desgracias de la vida.
Cada bruja sigue su propia metodología. Hay varias. Algunos practicantes de la brujería creen en dioses, otros interactúan con ángeles, hadas o espíritus de la naturaleza. También hay quienes creen que todo lo que existe en el mundo natural, ya sea un animal, una planta o un mineral, tiene un alma. Otros creen en la reencarnación y están convencidos de que el paso por la tierra es una etapa que el alma atraviesa para aprender las lecciones que le fueron destinadas, en un ciclo eterno de reencarnación.
A pesar de los diferentes enfoques, todas las brujas creen en el respeto a la naturaleza, a todos los seres vivos, que todo lo que existe es parte integrante de un plan divino. Todos buscan vivir en armonía con la naturaleza y los principios del universo. Depende de la persona que quiera entrar en el mundo de la magia, ajustar sus creencias, valores y experiencia personal al método con el que más se identifique. Cada persona es responsable de sus acciones y de lo que decide hacer y del propósito de utilizar rituales y hechizos. Cada bruja sigue su conciencia para determinar cómo utilizar la magia.
Cómo la magia puede cambiar mi vida
La magia nos anima a descubrir y desarrollar nuestros poderes individuales para tomar las riendas de nuestra vida y convertirnos un día en lo que siempre hemos querido ser. Así que, sí, practicar la magia puede convertirnos en brujas. Pero sin la connotación negativa que tradicionalmente se asocia a esta expresión. Actualmente, la práctica de rituales se asocia cada vez más al autodescubrimiento, a la autoaceptación y al deseo de tener una vida más plena, consciente, armoniosa y feliz.
En un mundo de gran incertidumbre, estas prácticas son cada vez más un medio para alcanzar la tranquilidad, meditar, sanar heridas emocionales y crecer como ser humano. La magia también es un medio por el que invocamos a nuestros guías espirituales y a las fuerzas naturales para que protejan a nuestros seres queridos, para obtener el valor necesario para tomar decisiones difíciles y asumir nuevos retos, para aprender a lidiar con la incertidumbre, los miedos y los bloqueos, o para reflexionar sobre el mejor camino a seguir.
La magia puede marcar la diferencia en nuestras vidas cuando se utiliza con sabiduría:
- Atrae la prosperidad
- Mejora la salud
- Da protección
- Abre nuevas oportunidades
- Mejora las relaciones personales
- Mejora la vida en general
- Mantiene a raya los problemas, los enemigos y las energías negativas
- Refuerza la intuición
- Mejora el autoconocimiento
- Nos conecta con la esencia del mundo natural
La magia y la ley de la atracción
Una vez que aprendas a realizar rituales o a desarrollar tus propios hechizos, podrás utilizar la Ley de la Atracción en tu beneficio. A través de este arte, puedes mejorar tu situación financiera, las relaciones con la gente, la salud y el bienestar general. Pero también tienes la posibilidad de ayudar a los demás y hacerles el bien.
La magia no tiene el poder de resolver las cuestiones prácticas de la vida. Pero tiene la virtud de ayudarnos a descubrir quiénes somos, a valorar nuestros puntos fuertes y a trabajar nuestros bloqueos mentales (a menudo autoimpuestos) que nos impiden avanzar, ser la persona que queremos ser y conquistar la vida que soñamos. Y esta es la «magia» de la magia.
La verdadera magia está dentro de cada persona
Todos nacemos como seres mágicos. Nuestro intuición es la clave del poder de la magia y los hechizos. La verdadera magia reside en desarrollar el potencial interior de cada uno de nosotros en nuestro espiritualidad. Se trata de la conciencia y el contacto con la energía del mundo natural que nos rodea cada día y que podemos utilizar en nuestro beneficio. Todos nacemos con esta capacidad. Sólo tenemos que desarrollarla.
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